El vidriero neerlandés Dirck Crabeth (activo entre 1520 y 1577 en Gouda, donde murió) pintó la "Vidriera del Rey" en la iglesia de Sint Janskerk (San Juan Bautista) de Gouda, paradójicamente la más importante representación de Felipe de Habsburgo como rey consorte de Inglaterra. Esta iglesia, 20 Km al Nordeste de Rotterdam, fue construida en 1485 y restaurada en 1552 tras el incendio que la destruyó casi totalmente. Según Checa, la impresionante vidriera fue llevada a cabo por la mediación de Margarita de Parma, aunque parece dudoso, ya que en esa época no tenía poder real ni influencia. No está muy claro si Felipe vio la vidriera acabada, por que Calvete de Estrella, la principal fuente para conocer el viaje del príncipe a Holanda, sólo señala que el rey paso cerca: "Ya desde alli llegando à Oudewater, que es villa de Holanda, va tan ancho y crecido, que quando llega a Goude es poco menor, que el Vahalis principalmente en el inuierno. Recibe alli el Ysel a Gowde, que es una fossa, que dio nombre ala Villa, la qual fue edificada, en el año de mil y dozientos y setenta y dos, desde alli corre el Ysel házia el Medio dia, y entra en frente de Yselmonde..." (Libro quarto del Viaje del Príncipe, Holanda, p. 269).
En el año 1998 tuvimos la gran oportunidad de ver en el Museo del Prado los cartones originales de la vidriera por iniciativa y cortesía de su restaurador, Wim de Groot. La vidriera del rey incluye en su tercio superior una escena sobre "La consagración del Templo de Salomón". Bajo ésta, se contrapone una "Última Cena" en la que aparecen María Tudor y su esposo Felipe, coronado y con el Toisón de Oro. La significación del acto alude a la instauración de la Eucaristía por parte de Jesucristo y del culto estable en la Casa de Dios por Salomón. Recordemos que la Iglesia de Roma y los protestantes diferían al entender la Eucaristía como un acto de transubstantación (el pan y el vino se convertían en auténtico cuerpo y sangre de Cristo) o un simple acto simbólico. Algo similar ocurría con las ceremonias de consagración de los templos, consideradas por Lutero como una simple alegoría. El padre Sigüenza, que dedica dos discursos completos a la consagración de la basílica de El Escorial, señalaba a este respecto: "Por esta razón determinaron los Pontífices, desde el principio de la Iglesia (no es esto invención nueva, como piensan sus enemigos, sino de los mismos Apóstoles, que lo recibieron de Jesucristo), que las iglesias se consagrasen [...] el mismo Señor quiso autorizar con su presencia la fiesta de la dedicación del Templo que hizo Judas Macabeo". De esta manera, la vidriera se convertía en una gran mural de propaganda contrarreformista contra los rebeldes de los Países Bajos.
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La lectura de las leyendas en latín es muy significativa. Las de encima del Templo están extraídas del Segundo Libro de Crónicas, en el que se describe la consagración del primer Templo de Jerusalén:
Referida a esta última frase, aparece en la Última Cena la paráfrasis neotestamentaria a esta última frase, así como referencias al apóstol Felipe:
La leyenda de la parte inferior de la vidriera reza: "ILLVSSTRISSIMVS PHILIPPVS D(IVI). CAROLI. V. INVICTISSIMI / CAESA(RIS). AVG(VSTI) FILIVS. DEI OPT(IMI). MAX(IMI) GRA(TIA). HISPANIAE ANGLIAE, FRA(N)CIAE / VTRIVSQUE SICILIAE &c REX, ARCHIDVX AVST(RIAE), DVX BVRGV(N)DIAE I BRABAN(TIAE) GELRIAE &c COMES FLA(N)D(RIAE) HAN(NONIAE). HOLLA(N)DIAE ZELA(NDIAE) &c AC D(OMI)N(V)S / PHRISIAE ETC. P(ATER). P(ATRIAE) CLEMENTISSIMVS RELIGIOSISSIMVS. PRINCEPS. / AEDIS HVIVS DECORANDAE ERGO DONAVIT. CVIVS TRONVS. / TANQVAM SOL TOT(UM) COMPTENS ORBEM STET IN SEMPITERNVM. / SERVATORIS CHRISTI D(OMI)NI AN(N)O 1557", que podríamos traducir:
"El más ilustre Felipe, hijo del invencible / César Augusto Carlos V, por la mayor gracia de Dios rey de España, Inglaterra, Francia, / Dos Sicilias, etc., archiduque de Austria, duque de Borgoña, Brabante, Güeldres, etc., conde de Flandes, Hainaut, Holanda, Zelanda, etc. y señor de Frisia, etc. / padre de nuestra Patria, príncipe clementísimo y religiosísimo, / donó esta ventana para decorar esta iglesia. Puede su trono, / cubriendo el mundo íntegro como el sol, pasar a la eternidad. / En el año del Señor Cristo Salvador 1557".
El escudo que aparece en la parte baja incluye la llamada "Cruz de Jerusalén", que significa a los monarcas como reyes de Nápoles y de Tierra Santa. Este cuartel del escudo dejó de usarse definitivamente tras la anexión de Portugal, momento en que se oficializó el escudo, como el que se puso en la fachada principal de El Escorial, con las armas de Portugal entre las de Castilla y Aragón. En otro capítulo estudiamos la heráldica del escudo y las consecuencias que pueden extraerse de su variación a lo largo del tiempo.
A la derecha de esta vidriera, hay una imagen de 1566 de Erich II, duque de Braunschweig (1528-1584), convertido al catolicismo en 1548 y activo participante de San Quintín, motivo por el que seguramente aparece detrás de él San Lorenzo con su famosa parrilla, en una pose prácticamente idéntica a la de la fachada de El Escorial de 1580. Las vidrieras fueron lo único que respetaron los iconoclastas reformistas de 1572 en Sint Janskerk, que saquearon las pinturas y estatuas de los altares.
- R.W. Bogtman y otros, Glans der Goudse Glazen; Conservering 1981-1989, een geschiedenis van Behoud en Beheer, Gouda, 1990.
- Xander van Eck y Christiane Coebergh-Surie, "Behold, a greater than Jonas is here: the Iconographic Program of the stained-glas Windows of Gouda, 1552-72", en Simiolus. Netherlands Quarterly for the History of art, pp. 5-44, 25 (1997).
El profundo desconocimiento que parecemos tener en España de los años que Felipe II pasó con su corte en Bruselas entre 1556 y 1559, ya como rey de España y señor de las Diecisiete Provincias neerlandesas, nos ha privado del conocimiento de otras vidrieras donde Felipe aparecía con su mujer María Tudor, aparte de la de Gouda. La otra vidriera que ha llegado a nuestros días es la que se colocó en la parte alta del ábside de la Catedral de Nuestra Señora de Amberes. Tras Felipe aparece su patrón, el apóstol Felipe, y tras María Tudor la Virgen con el Niño Jesús en sus brazos. Fue realizada por Cornelis van Dale entre 1556 y 1557. Entre ellos, San Andrés y Santiago aparecen bajo el escudo de los dos reyes, con dos Cruces de San Andrés y dos Toisones de Oro. En el lado Norte del Crucero se conservan también otras vidrieras de Felipe el Hermoso con Juana la Loca (1503) y de los archiduques Alberto e Isabel (1616). También existió otra de Carlos V y la Emperatriz Isabel (ca. 1560), pero sólo se conservan las armas del Emperador y las Cruces de Borgoña. Las tres vidrieras del eje del ábside de Nuestra Señora de Amberes, con Felipe II y su mujer María Tudor, en Amberes. Detrás de los reyes el Apóstol San Felipe y la Virgen María.
De la tercera vidriera en la que aparecen los reyes Felipe II y María Tudor tan sólo se conserva un dibujo realizado probablemente a finales del siglo XVI encuadernado en un volumen con otros manuscritos que se conserva en la cripta de la Catedral de Sint-Baafs (San Bavón) de Gante (Cat. Dhanens 745, ms. 1). En el Transepto Norte los emperadores Carlos e Isabel, respaldados por sus santos patrones, ocupan el espacio bajo una representación del bautizo de Jesús por San Juan Bautista, vidriera realizada en 1558. Frente a ella se situaría la de Felipe y María, realizada en 1556, tras los que se sitúan el apóstol Felipe y la Virgen María. La escena superior es un extraño ejemplo de tolerancia: el famoso bautizo del eunuco etíope por San Felipe. La escena está tomada de los siguientes pasajes bíblicos: El ángel del Señor dijo a Felipe: «Levántate y ve hacia el Sur, por el camino desierto que baja de Jerusalén a Gaza». Y se levantó y partió. Un eunuco etíope, ministro del tesoro y alto funcionario de Candace, la reina de Etiopía, había ido en peregrinación a Jerusalén y se volvía, sentado en su carruaje, leyendo al profeta Isaías. El Espíritu Santo dijo a Felipe: «Acércate y camina junto a su carro». Felipe se acercó y, al oír que leía al profeta Isaías, le preguntó: «¿Comprendes lo que estás leyendo?». Él respondió: «¿Cómo lo puedo entender, si nadie me lo explica?». Y rogó a Felipe que subiera y se sentara junto a él. El pasaje de la Escritura que estaba leyendo era el siguiente: "Como oveja fue llevado al matadero; y como cordero mudo ante el que lo esquila, así él no abrió la boca. En su humillación, le fue negada la justicia. ¿Quién podrá hablar de su descendencia, ya que su vida es arrancada de la tierra?" El eunuco preguntó a Felipe: «Dime, por favor, ¿de quién dice esto el Profeta?, ¿de sí mismo o de algún otro?». Entonces Felipe tomó la palabra y, comenzando por este texto de la Escritura, le evangelizó a Cristo. Siguiendo su camino, llegaron a un lugar donde había agua, y el etíope dijo: «He aquí agua, ¿qué me impide ser bautizado?». Y dijo Felipe: «Si crees con todo tu corazón, se puede». Y respondió: «Creo que Jesucristo es Hijo de Dios». Y ordenó que detuvieran el carro; ambos descendieron hasta el agua, y Felipe lo bautizó. Cuando salieron del agua, el Espíritu del Señor, arrebató a Felipe, y el etíope no lo vio más, pero seguía gozoso su camino. (Hechos de los Apóstoles 8:26-40) Situada justo enfrente a la otra escena del bautizo de Cristo por San Juan Bautista, es importante señalar que el eunuco fue el primer cristiano bautizado que no pertenecía al pueblo judío. Es todo un símbolo, tanto por su cultura y nacionalidad, como por su situación sexual ("El que tenga los testículos mutilados o el pene cortado no será admitido en la asamblea del Señor"; Deuteronomio 23:2). También por ser funcionario de una nación extranjera. El Espíritu Santo forzó a San Felipe a abrirse a esta realidad, y de paso a la Iglesia de entonces a abrirse a nuevas culturas y realidades. Es la postura tolerante típica de un Erasmo o de un Viglio van Aytta, que bien pudo ser el que ideó el programa de la vidriera ya que fue el principal mecenas de la Catedral. Por otra parte, José Luis Gonzalo destacó el papel que el Apóstol Felipe tuvo en el entonces príncipe. Ya los Reyes Católicos tuvieron una especial devoción por San Juan Evangelista (del que tomaron el águila para su escudo y su nombre para dos de sus hijos, el primogénito Juan y la abuela de Felipe, Juana la Loca) y Carlos V por San Matías (en cuya onomástica nació su hijo primogénito y venció en la batalla de Pavía, aparte de su doble coronación en Bolonia). También Felipe recibió el Toisón de Oro el 1 de mayo de 1533, día de San Felipe y Santiago el Menor y fiesta de precepto en Castilla; el mismo día de 1536 sanó de la viruela y otra vez en 1539 el santo pudo interceder por el alma de la Emperatriz Isabel en el día de su muerte. Dos días antes había muerto en Lisboa el príncipe Felipe de Portugal, primo de Felipe II. El 1 de mayo de 1540 encargó a Diego de Arroyo un Oficio de San Felipe y Santiago junto a cuatro retratos de la Emperatriz. La fiesta del Santo y el aniversario de la muerte de su madre corrían ya parejas en la vida del joven príncipe. Incluso Felipe llegó a cambiar la fiesta de su cumpleaños del día 21 al primero de mayo a partir de su viaje a los Países Bajos en 1549. Felipe también fundó y protegió monasterios como el de San Felipe de la Penitencia en Valladolid (1544) y el de San Felipe el Real en Madrid (1546). La presencia del Apóstol más querido por Cristo tras Felipe en las vidrieras de Amberes, Gouda y Gante (1556-59) subraya la relación devota y protectora del ya rey con el Santo. Es interesante señalar que la imagen del Santo relacionada con la tolerancia duró poco para Felipe II. En El Escorial la presencia de San Felipe se debe a Juan Fernández Navarrete «el Mudo», pero en ella lo que se representa es el martirio del apóstol San Felipe, hecho relatado por la tradición pero no por las escrituras. La imagen del santo patrono del fundador del Monasterio pertenece a una serie de ocho lienzos, colocados en el piso alto del Claustro principal, en la que se representan también a la Asunción de la Virgen, San Andrés (patrono de Borgoña y la Orden del Toisón de Oro), San Jerónimo (fundador de la Orden), Santiago (patrono de España), una Sagrada Familia con San Joaquín y Santa Ana y un Cristo. Los motivos nos recuerdan a los de las vidrieras de Amberes arriba señalados. Hubo una cuarta vidriera en Delft, donde el puesto de María Tudor fue ocupado por Isabel de Valois, a la que nos referiremos más abajo. Es muy probable que Brujas también tuviera la suya en la Basílica de la Santa Sangre, donde una vidriera del siglo XVIII rompe la perfecta singladura dinástica: en el lado izquierdo del altar aparecen, de derecha a izquierda, Carlos el Temerario e Isabel de Aragón (1467-77), Maximiliano I y María de Borgoña (1477-82), Felipe el Hermoso (nacido en Brujas) y Juana de Castilla (1482-1506), Carlos V con Isabel de Portugal (1506-55). Tras Francisco I y María Teresa (1740-90), continúa con la vidriera de los archiduques Isabel Clara Eugenia y Alberto de Austria (1595-1621), lo que nos hace pensar en la posible destrucción de una de Felipe II. El rey donó otras vidrieras en esta época, como la de la iglesia de Harderwijk o la de Gorcum, pero sólo nos han llegado comentarios, sin demasiados detalles. Es muy probable que la que también existe en el eje del deambulatorio de la Grote Kerk de La Haya del Emperador, pintada por Dirk Crabeth en 1547, tuviera su correspondiente pareja de Felipe. El Emperador adora al niño Jesús, que está en el regazo de María. El fondo es una composición clásica con un arco triunfal y columnas. En 1549 Crabeth realizó un cartón para una vidriera donada por un caballero del Toisón sobre la Visión de la Nueva Jerusalén (39 x 19 cm, École Nationale Supérieure des Beaux-Arts, París). La presencia del Templo de Jerusalén y la postura del donante es un claro antecedente de la Vidriera del Rey de Gouda. En 1550 el mismo Crabeth dibujó para la Grote Kerk de La Haya un Juicio de Salomón que predecía el salomonismo en que tan cómodo acabaría sintiéndose Felipe II. La presencia del escudo imperial y el gran tamaño de la leyenda Iustitia relaciona al Emperador con el deseo de sus súbditos de un gobierno justo. También sabemos que la catedral de Bruselas tenía una vidriera de Felipe II frente a la que aún se conserva en el transepto Norte de Carlos V. Toda una colección de representaciones de los Habsburgo que se hacen difíciles de seguir por culpa de los accidentes, las destrucciones de imágenes de los iconoclastas y las dos guerras mundiales. Principales vidrieras de la dinastía de Borgoña y Habsburgo en la Basílica de la Santa Sangre de Brujas. Virgen sobre la Luna creciente con Carlos V y Juicio de Salomón en la Grote Kerk (Sint-Jacobskerk), en La Haya. Visión de la Nueva Jerusalén, de Dirk Crabeth. [Pulse en las imágenes para verlas ampliadas]
Por el Prof. Ir. Marinus Gout Durante su viaje a Holanda Felipe II hizo en varias ciudades la promesa de donar vidrieras con motivos "propagandísticos" como grandes hitos de su reinado. En Delft esta promesa se plasmó en la Oude Kerk (Iglesia Vieja), donde Felipe II donó la vidriera probablemente entre 1555 y 1559. En 1563 la ventana fue finalmente terminada por el famoso pintor de vidrieras holandés Willem Willemsz Tybaut, de Haarlem, y fue colocada en el transepto Norte. Algunos expertos de arte holandés señalaron esta vidriera como una de las mejores del país. También fue conocida como la «Vidriera Real», porque su Majestad Real había donado una gran cantidad de dinero para su pago. En 1654 las vidrieras fueron completamente destruidas por la terrible explosión de un polvorín en el centro de la ciudad. Poco después, en diciembre de 1667, Dirck van Bleyswijck, el hijo del alcalde de Delft, publicó su "Beschrijvinge van Delft" (Descripción de Delft). En la página 171 señalaba que la ciudad tenía la vidriera más bella y más grande de Holanda. Van Bleyswijck había podido admirar la ventana durante su juventud y daba la siguiente descripción:
Dirck van Bleyswijck no pudo describir la vidriera con total exactitud, puesto que en el momento en que escribió su "Descripción de Delft" la vidriera ya no existía. La explosión del polvorín tuvo lugar en 1654 cuando Van Bleyswijck tenía 14 años. Él la recordaba de su juventud y seguramente consultó a personas mayores que él, pero en 1667 difícilmente podía dar una descripción exacta de la misma.
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