2.b. Apéndice: la heráldica de los escudos de Felipe II

Un punto interesante y significativo de estudiar es la heráldica de los escudos de Felipe II y su padre, ya que es un signo externo muy personal y que fue madurando a lo largo del tiempo. Abajo podemos ver los escudos de armas de los Reyes Católicos, del Emperador Carlos V y el que con algunas variaciones mantuvieron de Felipe II a Felipe IV.

Escudo de armas de los Reyes Católicos Escudo imperial de Carlos V Escudo real de Felipe IV
Escudos de los Reyes Católicos, Carlos V y Felipe IV

Los escudos de armas de los dos monarcas siguen la línea genuina española: forma rectangular redondeada por abajo. Los cuarteles son los de Carlos V (los de los Reyes Católicos más los de Felipe el Hermoso), a los que agregaría en 1581 las armas de Portugal. Suprimió el águila imperial y las columnas de Hércules, así como las aspas de Borgoña con eslabón y vellón colgante, sustituyendo la corona imperial por una real. La corona de los dos reyes en la vidriera y en los dos escudos es un curioso cruce de las coronas de los dos países, con piedras preciosas y ocho florones (España) alternadas con cuatro flores de lis y cuatro cruces patées (Inglaterra, a causa del título que perderían de defensores de la ley), cubierta por dos diademas de oro con perlas, globo y cruz de oro.

Exequias del Emperador Bandera de Nápoles, con los cuarteles de Aragón, Jerusalén, Anjou y Hungría

El escudo que aparece en la parte baja de la "vidriera del rey" en Gouda (1557-59) incluye la llamada "Cruz de Jerusalén", que significa a los monarcas como reyes de Jerusalén. A mediados de la década de los 80, en los escudos de armas de la fachada principal del monasterio se cambió la corona inglesa por la púramente española, añadiéndose el escudo de Portugal en el punto de honor y haciendo desaparecer la Cruz de Jerusalén. En el del presbiterio, el escudo (muy similar a este último, pero con color) va timbrado a la manera flamenca con un casco coronado. En otros escudos se incluyen tres cascos (con un león armado de espada y dos dragones alados), correspondientes a los tres escudos de abajo: España, Portugal y Flandes.

Escudo real de Felipe II en la vidriera nº 7 de Gouda, 1559 (tercer tercio) Escudo real de Felipe II en la fachada principal de El Escorial, ap. 1584 Escudo encima de las estatuas orantes del altar de la Basílica

Los cuarteles del escudo de la Vidriera del Rey de Gouda representan los siguientes dominios de Felipe II:

Castilla
En campo de gules (rojo), castillo de oro con tres torres, mazonado de sable y aclarado de azur
León
En campo de plata, león púrpura rampante (normalmente gules) coronado de oro, linguado y uñado de gules
Granada
En campo de plata, entada y caída en punta, granada de oro (normalmente en su color), tallada y foliada de sinople
Aragón
En campo de oro, tres (normalmente cuatro) palos gules
Sicilia
En campo de plata, cuartelado en sotuer, 1º y 4º de Aragón, 2º y 3º en campo de plata, águila exployada de sable (negra)
León
(ibidem)
Castilla
(ibidem)
Sicilia
(ibidem)
Jerusalén
En campo de plata, cruz potenzada de oro sobre campo de plata (normalmente cantonada de otras cuatro cruces iguales de menor tamaño)
Austria moderna
En campo gules, faja de plata
Flandes (Condado: Brujas, Gante)
En campo de oro, león rampante sable
Borgoña moderna (Ducado: Digione)
En campo azur, sembrado de flores de lis de oro
Bordura componada de plata y gules
Borgoña antigua (Franco Condado: Besançon)
Bandado de oro y azur, en órdenes de 3 y 3
Bordura componada de plata y gules
Tirol (Condado: Innsbruck, Trento)
En campo de plata, águila exployada de gules, coronada y picada de oro (a veces gules)
Brabante (Ducado: Bruselas, Amberes, Lovaina, Breda)
En campo de sable, león rampante de oro, linguado y uñado de gules
Collar de la orden del Toisón de Oro: collar de oro, compuesto de eslabones dobles, entrelazados de pedernales o piedras centelleantes, inflamadas de fuego con esmaltes de azul y los rayos de gules; en el cabo tiene una piel de cordero, con su lana y extremidades, adornada de oro, liada por el medio y suspendida del collar. Alude a la historia de Jasón y los Argonautas en su búsqueda del vellocino de oro, tomado aquí como símbolo de la recuperación de Jerusalén.

A lo largo de la historia el escudo ha tenido variaciones significativas. Un buen método para seguir esta evolución es analizar los escudos grabados en las portadas de los libros (de los que damos la referencia de la Biblioteca Nacional de Madrid), ya que éstos necesitaban de privilegios reales para ser editados en sus dominios y no hay problemas para conocer su fecha de edición:

1535 (Felipe II)

Los veinte triunphos hechos por Vasco Diaz de Frexenal (Valencia, Juan Navarro, c. 1535)

Rª BN: R-9096

El segundo triunfo se titula "Natalicio hispano sobre el prospero nacimiento del [...] señor don Filipo nuestro serenissimo principe". El orden de los cuarteles no es el habitual en el escudo de Felipe II, como si se hubiera dibujado al derecho en la madera con sólo las letras al revés. Otra novedad es la inclusión de la cruz de Jerusalén y las cadenas de Navarra entre los cuarteles de Castilla, no de Aragón, así como la aparición de las cruces borgoñonas de San Andrés, con eslabón y vellón (Toisón de Oro) colgante, cruces que rara vez usaría Felipe. Faltan también las borduras en los cuarteles bogoñones y las diademas que serían características del escudo.

Veinte triunphos
1543 (Carlos V)

Silua de uaria lecion, Sevilla, Jácome Cromberger, 1543. Ed. mod. Silva de varia lección de Antonio Castro, Cátedra, Madrid, 1990.

Rª RBME. 91-VI-14, nº 1

El autor, inquieto humanista, nos ofrecía una ingente miscelánea (el género clásico que los latinos llamaban silva) de divulgación de la cultura de la Antigüedad y del conocimiento de su época. El escudo de la portada es el de Carlos V, con el águila imperial y las columnas de Hércules, e incluye la cruz de Jerusalén, de Hungría (en campo gules, fajado de plata, normalmente cuatro) y las cadenas de Navarra (en campo de gules, una cadena de eslabones de oro puesta en orla, sotuer y cruz, cargada en el abismo con una esmeralda de sinople), aunque no las cruces de Borgoña.

Pedro Mexía: Silva de varia lección
1552 (Carlos V)

El felicissimo viaje del muy Alto y muy Poderoso Principe Don Felipe, Hijo d'el Emperador Don Carlos Quinto Maximo, desde España à sus tierras de la baxa Alemaña [...] por Iuan Caluete de Estrella. Con Gracia y Priulegio de la Imperial Majestad, para todos sus Reynos, Estados y Señorios, por quinze Años. En Anuers, en casa de Martin Nuncio. Año de M.D.LII

Libro escrito por Juan Calvete sobre el primer viaje que realizó el príncipe Felipe por Italia, Alemania y los Países Bajos. El escudo de la portada es muy similar al anterior, pero sin el blasón de Hungría.

Juan Calvete: Felicissimo viaje
1553 (Carlos V)

El cavallero determinado tradvzido de lengua Francesa en Castellana por Don Hernando de Acuña, y dirigido al Emperador Don Carlos Quinto Maximo Rey de España nuestro Señor. Con Gracia y Privilegio dela Imperial Maiestad, y d'el serenisimo Rey de Portugal. En Anuers en casa de Iuan Steelfio, Año de M.D.LIII.

Un clásico de los libros de caballería que tanto gustaban al Emperador. El escudo y su interesante marco con columnas y esculturas es exacto al de Juan Calvete tratado más arriba.

El cavallero determinado
1554 (Felipe II)

Sumaria y verdadera relación del buen viaje que el inuictissimo Principe de las Españas don Felipe hizo a Inglaterra, y recibimiento en Vincestre donde caso, y salio para Londres, en el qual se contienen grandes y marauillosas cosas que en este tiempo passaron. Dedicado a la illustrissima señora doña Luysa Enriquez Giron [...] por Andres muñoz criado del serenissimo Infante don Carlos nuestro Señor. Çaragoça, en casa de Esteuan de Nagera, a costas de Miguel de Çapilla [...], 1554

Rª BN: R-1751

El segundo cuartel de Aragón, se divide de una manera diferente a lo habitual. Partido en dos tercios, los dos primeros en su parte superior lleva las barras de Aragón y debajo, otra vez en tercios, Navarra, Jerusalén y Hungría; el último tercio con el escudo de Sicilia.

Veinte triunphos
1570 (Felipe II)

Recebimiento que hizo la muy noble y muy leal Ciudad de Seuilla a la C.R.M. del Rey D. Philipe N.S. [...] compuesto por Iuan de Mal lara. En Seuilla, en casa de Alonso Escriuano. 1570

Libro editado tras las victorias del monarca sobre los moriscos en las Alpujarras, en una de las escasas salidas que hizo Felipe II. Además de la cruz de Jerusalén, aparecen debajo también las cadenas de Navarra y una banda estrecha componada de plata y gules de Hungría, cuya aparición será rara más adelante.

Escudo real de Felipe II en Sevilla, 1570
1573 (Felipe II)

Libro de nueuo Cometa, y del lugar donde se hazen, y como se vera por las Parallaxes quan lexos estan de tierra, y del Prognostico deste. Compuesto por el Maestro Hieronymo Muñoz Valenciano, Cathedratico de Hebreo y Mathematicas en la Vniversidad de Valencia. En Valentia, Impresso con licencia en la officina de Pedro de Huete, en la plaça de la hierba, 1573

Libro de astronomía al uso de la época. Curioso escudo, que realza los reinos de la corona de Aragón. La parte baja, habitualmente Austria y Borgoña, se concentra en el tercer cuartel, repartiéndose el segundo (Aragón, Jerusalén y Navarra) y el cuarto (Sicilia y Hungría) lo que habitualmente ocupa sólo el segundo. Jerusalén ocupa además la mitad de el segundo, por lo que destaca especialmente, tal vez debido a la condición de catedrático de hebreo del autor.

Libro del cometa
1599 (Felipe III)

Ionnis Marianae Hispani, e Soc. Iesu, De rege et regis institutione libri III, ad Philippum III Hispaniae Regem Catholicum. Toleti, apud Petrum Rodericum, anno 1599

Rª BN: R-18719(1)

Escrito por el padre Mariana (Talavera, 1535 - Toledo, 1624), profesor y predicador jesuita, que preparó este libro por encargo para la educación de Felipe III cuando éste era príncipe. Incluye las armas de su única esposa Margarita de Austria (1584-1611) en su mitad derecha. Por lo demás, un escudo clásico.

De rege et regis institutione

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- Modesto Costa y Turell, Tratado completo de la ciencia del blasón, Barcelona, 1856.
- Ursicino Alonso Mayo, "Heráldica escurialense", en Monasterio de San Lorenzo el Real. El Escorial, pp. 625s, Bibl. "La Ciudad de Dios", IV cent. fundación, Real Monasterio de El Escorial, 1964.
- Andrea C. Gasten: "Heraldry of the King´s Window (nr. 7)"

Simbología borgoñona y salomónica en El Escorial
Por Jesús Miguel González

Entroncando con las ideas de Felipe II sobre el templo de Salomón, habría que señalar un aspecto sorprendente: la ausencia en la obra de simbología borgoñona. Como sabemos la Casa de Borgoña (sólo por un efecto óptico llamamos Austria a la dinastía, borgoñona hasta la punta de los dedos) creó un conjunto representativo sin parangón en Occidente, bastante como para distinguirla entre todas las demás: podemos pensar en el palacio carolino de la Alhambra, en el coro de la Catedral de Barcelona, donde se despliegan las imágenes y cruces de San Andrés, los fusiles y pedernales (Briquet de Bourgogne y Pierre de Feu) de Felipe el Bueno, el cepillo de carpintero (rabot) de Juan Sin Miedo, y por supuesto el Collar del Toisón. Todo esto se despliega también en el sepulcro granadino de Felipe el Hermoso, pero no tiene cabida en el de Carlos V en El Escorial, pese a que el Emperador llevó el desarrollo de esta simbología, verdadero imaginario colectivo de la familia, al extremo; en la escalera del borbónico Palacio Real de Madrid podemos encontrar las cabezas del carnero borgoñón, no así en El Escorial... Y no es baladí. En El Escorial aparece tan sólo el collar del Toisón en los escudos del presbiterio y fachada como elemento heráldico (sólo en la sacristía tiene existencia autónoma en el pico de unos águilas en las sobrepuertas, pero es un adorno tardío, ya barroco, y en definitiva marginal). Todo ese despliegue era el reflejo de la política flamenca de la casa de Borgoña que perseguía en esos momentos el mismo Felipe, y algo así como el imaginario colectivo de su familia (recordemos la carta del Emperador a su hijo diciéndole que no olvidase «que nuestra patria es la Borgoña»). Quizás el mundo caballeresco al que hacía todo esto referencia había pasado, pero no me parece motivo suficiente para abandonar sus símbolos, que siempre tienen existencia autónoma. Y aquello era la tumba de Carlos V, nada menos... Es como si Felipe II quisiera apoyar su poder en una base simbólica distinta, salomónica y no castellano-borgoñona.

Es más chocante al observar que entre 1555 y 1596 Felipe nombró sesenta caballeros del Toisón que no eran ni castellanos ni aragoneses, la mayor parte flamencos, centroeuropeos e Italianos, es decir, que el viejo imaginario borgoñón funcionaba a toda máquina como vínculo de unión de las tierras de la Monarquía. Además, en Flandes no había una representación real alternativa de la dinastía. Con la nueva actitud de El Escorial en cierta manera el Rey se hacía un extraño en las tierras origen de la Casa (podemos ver por ejemplo la obra «Heráldica y Origen de la Nobleza de los Austrias», de la Biblioteca de El Escorial, libro que está literalmente trufado de dicha simbología, única familiar para los subditos norteños).

Respecto al interés de la Orden del Toisón por recuperar Jerusalén me temo que fuese más teórico que real. Lo de jurar semejante empeño sobre un faisán asado con todas sus plumas ya parece poco serio, y semejantes payasadas acabaron tomándose a pitorreo en los mismos ambientes caballerescos. Desde luego, en Castilla los borgoñones y sus mantos púrpuras fueron mirados con el mayor de los desprecios por caballeros acostumbrados a acogotar moros de verdad desde que echaban los dientes; a Carlos V le reprochaban que anduviese a vueltas con su "Tusón" y no con (cito de memoria) "aquellas cruces rojas y verdes con las que sus abuelos pusieron espanto a tantos moros". La verdad es que aquellos borgoñones tan estirados debían de parecerles a los calatravos y santiagueses auténticos domingueros.

Sigue, no obstante, sorprendiendo que Felipe no dejase un rinconcito en el monasterio para su orden; hubiese bastado con muy poco. A pesar de haberse perdido la Borgoña de forma definitiva gracias a la poca verguenza de Francisco I, lo cierto es que desde su caída en manos de Francia a raíz de la muerte de Carlos el Temerario hasta la revolución francesa, la Corona española siguió conservando la capilla Ducal de Dijon, con los escudos de los integrantes de la orden colocados sobre el sitial. Hoy mismo pervive la Capilla como institución musical. ¿Qué pretendía Felipe haciendo de El Escorial algo tan aparte? Porque el Toisón al menos hasta Isabel II fue un instrumento político de primer orden.

Todo esto hace pensar que en la elaboración escurialense pesó más su nuevo imaginario Salomónico (que imagino vinculado a la idea de la Monarquía Universal) que su función de sepulcro dinástico. Esto puede servir para aclarar el orden de prelación de los elementos del conjunto escurialense en la mente de Felipe. Quizás la simbología salomónica no admitía otra en paralelo y en la mente del Rey pesaba más este aspecto (y el programa político anejo) del edificio que su función de tumba paterna y dinástica.


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