En la literatura y crónicas del barroco, ya pasado el fuerte impacto que supuso la publicación del texto y los grabados de Villalpando, se mantiene la significación salomónica de El Escorial. Los cronistas copiarán hasta la extenuación las afortunadas alabanzas del Padre Sigüenza. Muchos de ellos son libros de viajes, nuevas formas que toman las antiguas crónicas en manos de los viajeros ilustrados.
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Fray Jerónimo de Sepúlveda, O.S.H.: «Historia de varios sucesos», pp. 376, en Documentos... (t. IV).
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Thesoro de la lengua castellana o española. Compuesto por el licenciado Don Sebastián de Covarruvias Orozco, Capellán de su Magestad, Mastrescuela y Canónigo de Cuenca y Consultor del Santo Oficio. Dirigido a la Magestad Católica del Rey Don Felipe III, fol. 370v, Madrid, 1611.
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Fray Juan de Salazar: Política Española, 1619; ed. Miguel Herrero García, p. 82, Instituto de Estudios Políticos, Madrid, 1945. Según Herrero, la misma idea de comparación entre ambos pueblos había sido adelantada por Hernando de Herrera, Cervera de la Torre, Fray Juan de la Puente, Carlos García y López Madera.
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Madrid, 1619; reimpr. 1876-79, 4 vols. El texto se enmarca en una disertación sobre la arquitectura perfecta. La cita ha hecho pensar a autores como Martínez Ripoll que Felipe II ya tenía conocimiento del templo antes de 1563, y que quiso aplicarlo a la construcción de El Escorial.
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El Caballero de Gracia, Jornada Tercera, Madrid, 1620. Versión moderna en Tirso de Molina, Obras dramáticas completas, Ríos, Blanca de los, ed. lit., Madrid, Aguilar, 1999. Puede consultarse el texto completo en http://www.trinity.edu/org/comedia/tirso/cabgra.html
Porreño comienza insistiendo en la famosa comparación que recogió Calvete del viaje del príncipe Felipe a los Países Bajos, la de la abdicación de David en Salomón. Al relatar la muerte de Carlos V añadía: "Después de recibido el Sacramento de la Extrema Unción, quedándose a solas con su hijo Filipo, le dixo lo siguiente [...] «encomiendoos la obediencia a la Sede Apostólica, la defensión de la Fe Católica, el zelo de la Religión Chistiana, la paz pública y justicia a vuestros vasallos». Esto dixo con gran ternura, imitando al Santo Rey David, que quando advirtió que se moría y que le faltavan pocas horas para acabar la vida, con fervoroso zelo de la Divina Ley, mandó llamar a su hijo Salomón, y por última voluntad, le encomendó que tuviesse cuidado de la guarda de los Mandamientos de Dios, de sus ceremonias y prezeptos y juizios de toda la Divina Ley; y tras esto, le encomendó la guarda de la justicia, que castigasse a los malos y premiase a los que lo merecían" (cap. I).
La primera de las virtudes que se exalta es la sabiduría del rey Felipe, comparándola con la prudencia del rey Salomón, en un trueque de cualidades tendente a identificar ambos reyes: "Desde David y Salomón no ha abido rey en quien mayor prudencia se aya hallado; y assi, justamente, le dio el mundo el renombre de Prudente, y algunos el de Pío" (cap. VIII, referencia al cuadro de Gante), "Desde Salomón acá, no tuvo el mundo rey tan sabio como lo fue su Majestad; esto se vido en que diversas vezes, aviendo consultado grandes letrados, teólogos y juristas, y prudentes Consejeros de Estado, en llegando a sus manos las consultas y pareceres muy estudiados y acendrados, dava sobre todos un decreto" (cap. IX) y "En su muerte le predicaron en los púlpitos por otro David en la prudencia con los enemigos; por Salomón en la sabiduría y apacible gobierno de tantos años" (cap. XV/XIV). No es el único escrito en que establece esta relación. En el manuscrito no publicado «Museo de los Reyes Sabios» [Rª BNM mss. 2297] insistiría en la necesidad de la sabiduría en los reyes, siguiendo la tradición que iniciara Erasmo y que tantos escritores españoles tratarían en sus Espejos de Príncipes.
La segunda de las cualidades tradicionalmente asignadas a Salomón era la justicia, según la famosa escena bíblica de las dos madres y el niño a punto de ser partido: "Dévese tomar por espejo de Príncipes la integridad y rectitud d'este gran monarca, pues jamás se vio en el mundo ni la gente con más sossiego, ni sus Estados con más paz, ni los pobres más amparados, ni los poderosos más reprimidos que en su tiempo; porque con la vara de su justicia lo tenía todo allanado, de manera que como en el tiempo de Salomón, dize la escritura divina que habitava, 3 Reg. 4, Judá y Israel sin temor alguno" (cap. X).
El tercer rasgo de Salomón fue la de construir casa para Dios. Naturalmente, Felipe también lo hizo en El Escorial. Los paralelismos están incluso en el gran número de obreros que trabajaron en ambas obras: "El número de la gente que trabajó en esta gran fábrica no se pudo saber, como en el templo de Salomón, por estar dividido en tantas partes [...] Imitó su Magestad en esta su gran fábrica lo que muestra la descripción que haze la sabiduría de la santa Gerusalén, procurando se hallasse tanta armonía, concierto y correspondencia en esta obra que una puerta, aunque fingida, correspondiesse con otra cierta, y hasta un clavo, si era posible, no excediesse a otro" (cap. XV/XIV).
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Porreño, Baltasar: Dichos y hechos del rey Don Phelipe Segundo, el Prudente, potentíssimo y glorioso monarca de las Españas y de las Indias, ed. org. en Salvador Viader, Cuenca, según ed. de Amberes, 1666. Ed. mod. en Saeta, Madrid, 1942 [pp. 22, 124, 155, 158, 245 y 248] y en Sociedad Estatal para la Conmemoración de los Centenarios de Felipe II y Carlos V, Madrid, 2001 [pp. 22, 69, 82, 83, 120 y 122].
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Ed. Amberes, 1646; ed. mod. Austral, Madrid, 1968.
"Halló en aquel templo de Salomón católico, asombro del hebreo, no solo satisfacción a lo concebido, sino pasmo en el exceso. Allí vió la ostentación de un real poder, un triunfo de la piedad católica, un desempeño de la arquitectura, pompa de la curiosidad, ya antigua, ya moderna, el último esfuerzo de las artes y donde la grandeza, la riqueza y la magnificencia llegaron de una vez a echar el resto". |
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El original se publicó en tres partes, la primera publicada en Zaragoza en 1651, la segunda en Huesca en 1653 y la tercera en Madrid en 1657. La cita se encuentra en la Parte I, crisis XII (ed. mod. Ramón Sopena, 1972).
"Ossa arida audite Verbum Domini. Oyga vuestra Cesarea Magestad, Augustissimo Hijo de Carlos; oyga, y estime este renombre, Hijo de Carlos. Es gran enfasis en la boca de Dios, el nombramiento de Salomón, en príncipe heredero de Israel (3. Regum, cap. 5.a.5) [...] El hijo tuyo, que sucederà en tu trono, esse edificarà mi Templo [...] Pues valga hijo de Dauid tanto como Salomon; no dà glorioso nombre edificar el Templo de Dios. Pues conozcase en la gloria del Templo, la gloria de Salomón. Hijo de Carlos hazoñoso, tanta soberanía es essa, como ser Philipo Segundo, el que edificò este Templo [...] Celebrada inuestudura la de Salomon: Accingere gladio tuo super femur tuum potentissime (Ps. 44.a.4). Ea hijo, dize Dauid, ceñios essa espada, que os criais para Rey [...] Ea, Señor, ya està aqui el Salomon vizarro con la espada en cinta".
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Reproducida en la Descripción del Real Monasterio de San Lorenzo de El Escorial de Santos (cfr. infr.)
"Comenta irónicamente que los españoles considerasen a El Escorial como obra maravillosa; dice que en otra parte, donde no fueran tan raras las construcciones hermosas, no sería en modo alguno considerado como algo extraordinario. Tomado en conjunto, este monumento no sería más que un montón de piedras; y tomado aisladamente, tampoco tenía el valor que se le concedía. Se había llamado a Felipe II el Salomón del siglo XVI; pero se parecía tan poco a Salomón como El Escorial al templo de Salomón"
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Aerssen, Voyage d´Espagne curieux, historique et politique. Fait en l´anée 1655, París, 1655. Cfr. Theodor He[i]nermann, El Escorial en la crítica estético-literaria del extranjero. Esbozo de una historia de su fama, p. 324, Ediciones Escorial, Madrid, Jun. 1943.
"Architecto fue el Rey Dauid; se infiere de la planta del Templo, que diò a su hijo Salomon: [Paral. 28 II] que también lo fue, por le auer dado Dios infusa ciencia: [Reg. 3, 3 II] y la ostentò con admirable efeto, en el Templo que edificò al Señor; [Paral. 2, 6 II] conforme la planta que su padre le dexò, delineada por diuna reuelacion.
Grandemente perito en la Arqchitectura, fue el Rey de España Don Felipe Segundo; fauoreciò mucho a los sujetos eminentes en su profession: [Porreño, dichos y hechos, fol. 140] con que floreciò el estudio; lucia la aplicacion, y se descubrian inuentos ingeniosos.
Cobran vida las artes, con los faures de los Principes: varones grandes en virtudes eminentes; que la falta de fauor tenia ocultos, salieron a la luz, y resplandecieron por valentias del ingenio; este, no crece, no florece, no fructifica, sino le cultiua, fomenta y riega el fauor. [Cic. I]
Tenia el Rey Don Felipe Segundo, todos los dias, hora destinada para examinar las plantas, que sus trazadores mayores le traian; quitaua lo defectuoso, por superfluo, ò por imperfecto: mudaua en todo, la planta, ò variando en parte, le mejoraua; la que imitaua, salia con mayor perfeccion en la fabrica; demostrando en los inuentos, examen, conferencia, y voto, exceder a los mas peritos en su Teorica, y Practica. [Prorreño, fol. 94]
Fue naturalmente inclinado à fabricar; medio que eligen los generosos para su nombre perpetuar, y le perpetuò en la construccion del Conuento, y Palacio de San Lorenço el Real, llamado El Escurial; octaua marauilla, en orden, y primera, en dignidad; ostentacion, es magnifica de su poder, y de su ingenio, efeto valiente; al coraçon siruiò de pulsos lo grande [...]
Perito con grande valetia, en la Arquitectura ciuil, es la Magestad Catolica del Rey don Felipe Quarto, las obras modernas del placio de Madrid, lo publican; y del Escurial el Panteon lo dize".
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Don Diego Enriquez de Villegas, El principe en la idea. A la magestad catolica del Rey nuestro Señor Don Felipe Quarto, Rey de las Españas, y de las Indias, &c. Escrivia Don Diego Enriquez de Villegas, Cauallero Professo en la Orden, y Caualleria de nuestro Señor IesuChisto, y Comendador en ella, Capitan de Corazas Españoles, &c. Con privilegio. En Madrid: En la Imprenta Real. Año de 1656.
"[...] ya solo la del Templo de Salomón, por superior à todas, puede ser exemplar de su belleza: que si Dios, para que saliesse acertado, y à su gusto señalò la materia de aquel Alcaçar, y diò las celestiales traças de la formacion de su muralla fuerte, de los varios aposentos, y porticos, y de la sala, y retrete proprio: también parece que anduuo en esta haziendo lo mismo para que fuesse, como es, vn Cielo de la tierra, y el Palacio mas decente, y Real, que su Magestad diuina tiene acà entre los hombres [...] à imitación del Templo de Salomon, carga con los aplausos de todas, alçandose con la fama, y la estimacion: que es lo que pretendiò zeloso su Fundador Prudente, segundo Salomon de España [...] que assi como se mereciò el renombre de segundo Salomon, imitando al primero, en la edificacion del Templo: quiso merecersele también, imitandole en el sumptuoso Sepulcro, que edificò à David".
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Fray Francisco de los Santos, O.S.H.: Descripción breve del Monasterio de S. Lorenzo de El Real del Escorial, vnica maravilla del mundo. Fabrica del prvdentissimo rey Philipo Segvndo... (Madrid, 1657), Móstoles, ed. facs. Almiar, 1984.
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Poemas de Francisco Cano del Moral y Peralta, en Octava sagradamente culta, celebrada de orden del Rey Nuestro Señor, en la Octava Maravilla..., cit. por S. Alvárez Turienzo: El Escorial en las letras españolas. La segunda cita está recogida por Dolly María Lucero Ontiveros: El Escorial en el barroco, Bahía Blanca (Argentina), 1958; cit. también por Turienzo.
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«El hijo de David, Salomon coronado y acciones de su minoridad [...] politica de principes historiada con morales advertencias [...] por Don Iuan Baños de Velasco y Azebedo [...] en Madrid, por Francisco Sanz [...] a costa de la viuda de Bernardo de Sierra [...] M DC LXX II».
Felipe II, que "con su Divino Ingenio delineó" personalmente la Octava Maravilla, construlló una máquina perfecta que podía competir con el Templo de Jerusalén. Según el obispo cisterciense, al construir El Escorial, el monarca legó a la posteridad un «libro» en el que los arquitectos contrarios al vitruvismo podrían aprender la verdadera ciencia constructiva, de la misma manera que Miguel Angel estudió arquitectura en el Panteón de Roma. |
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Architectvra civil recta y obliqva, considerada y dibvxada en el Templo de Iervsalen [...] Promovida a svma perfeccion en el Templo y Palacio de S. Lorenço, cerca del Escvrial , que invento con su Divino Ingenio, delineo con su real mano, y con excessivos gastos empleando los mejores Architectos de Europa erigio el Rey D. Philippe II (3 vols.), Camillo Corrado, Vigeven, 1678. Ed. facs., Turner, 1984.
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Fray Andrés Ximénez, O.S.G.: Descripción del Real Monasterio de San Lorenzo del Escorial: su magnífico templo, Panteón, y Palacio, impr. de Antonio Marín, 1764; Madrid, ed. facs. Editorial Patrimonio Nacional, 1984.
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Histoire Universelle depuis le commencement du Munde jusqu´ a present [...] d´ une Sociéte de Gens de Lettres contenant la suite de l´ Histoire d´ Espagne et celle Portugal, p. 89, Amsterdam & Leipzig, 1768.
"También quiso el Rey que la noche que habia de preceder á dia tan solemne no conociese las tinieblas. Por su mandado se habían hecho miles de lámparas de barro [...] Lo mismo fue cerrar la noche cuando con una prontitud sorprendente, las líneas de aquel vastísimo edificio aparecieron como trazadas por fajas de luz [...] se creia ver reproducida la vision de San Juan, aquella ciudad santa de Jerusalén, que bajaba del cielo adornada como una esposa, preparada para recibir á su Esposo Divino. El Escorial no parecia obra de los hombres; tenia un no sé qué de grande, de estraordinario, que derramaba en el alma dulzura y admiracion." |
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José Quevedo: Historia del Real Monasterio de San Lorenzo del Escorial, desde su origen hasta el presente [...], 1ª ed., Madrid, 1849, 2ª ed., corr. y aum., Madrid, impr. de Eusebio Aguado, 1854; 3ª ed., Madrid, p. 77, ed. facs. Ediciones Hiperión, 1986.
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Antonio Rotondo: Descripción de la gran Basílica del Escorial, impr. de la Galería Literaria, 1861; Madrid, ed. facs. Editorial Patrimonio Nacional, 1984.
Los siglos posteriores han contribuido mucho a esta idea de relacionar los dos reyes y los dos templos, aunque ya sin fundamento histórico. Debemos considerarlos, pués, como giros panegíricos y lugares comunes exclusivamente literarios, más que como verdaderos paralelismos entre la figura del rey o su fundación y el prototipo salomónico. Sin embargo, citaremos uno poco conocido. Cuando el Tabernáculo del Altar de la Sacristía de la Sagrada Forma, decorado por Claudio Coello en 1684, fue robado por las tropas invasoras napoleónicas, se sustituyó en 1834 por una reproducción del Templo Salomónico en bronce dorado al fuego diseñado por Ignacio Millán y terminado por Francisco Pecul, con representaciones de escenas y personas del Antiguo Testamento y del Arca de la Alianza. El primitivo tabernáculo era un reloj vaciado, flanqueado por las estatuillas de Júpiter y Juno, que regaló al rey Carlos II su tío el Emperador Leopoldo.
Así, el escritor y jurisconsulto alicantino José MUÑOZ MALDONADO (Antonio Pérez y Felipe II , esc. I, acto III, Madrid, 1837), conde de Fabraquer, vizconde de San Javier y varias veces ministro, todavía consideraba a El Escorial en pleno siglo XIX como una copia mejorada del templo hierosolimitano: "De Jerusalén al Templo, / superior, según contemplo, / que es de las artes gigante".
Incluso Américo CASTRO (Brasil, 1885 - 1972), preocupado por revalorizar las raíces judías del pueblo español, se hacía eco de las comparaciones que entre Felipe II y Salomón establecía una fuente tan poco citada como Salazar en Sobre el nombre y el quién de los Españoles (p. 106, Sarpe, Madrid, 1985; del prólogo de la ed. de 1968): "aún hasta en el insigne y portentoso edificio de San Lorenzo el Real [...] a imitación del famoso Templo que en Jerusalén levantó Salomón", y añadía "la similitud entre ambos reyes y ambos templos no fue opinión exclusiva de Fray Juan de Salazar, porque vuelve a encontrarse en la vida de Estebanillo González: El Escorial es un «suntuoso templo, obra del segundo Salomón, y emulación de la fábrica del primero»".
No nos extenderemos en más ejemplos, pero debemos señalar que El Escorial en la lteratura, como asunto general, está tratado sistemáticamente en obras como J. Fradejas Lebrero (El Escorial en la literatura, en «Cisneros», 1958, Madrid) y por Alvarez Turienzo (El Escorial en las letras españolas).
(Historiadores modernos) |