Sediento de saber lo que Dios sabe
Judá León se dio a permutaciones
De letras y complejas variaciones
Y al fin pronunció el Nombre que es la ClaveJorge Luis Borges: "El Golem", en El otro, el mismo (1964)
La influencia de los hermosos grabados de Villalpando y del salomonismo como ideal de perfección será una constante a partir del siglo XVII, e incluso se materializará en construcciones reales como la sinagoga portuguesa de Amsterdam (1671-75), el baldaquino de San Pedro de Bernini, las inscripciones de San Carlo el Corso en Roma y otras construcciones del barroco meridional italiano. También se han señalado influencias semejantes en la iglesia de San Luis de Sevilla (1699-1731) de Leonardo Figueroa. Deben destacarse también otras fuentes iconográficas, como los grabados.
El orientalista holandés Constantin L'EMPÉREUR (Oppyck, 1570 - Leiden, 1648), profesor de teología en Harderwick y en Leiden, nos legó un documento inestimable: una pequeña obrita en dos cuadernillos editada en Oppyck en la que, además de traducir al latín el tratado de la Misnah sobre las medidas del Templo, añadía importantes comentarios al texto hebreo, a razon de tres páginas por párrafo. Tras un breve primer cuadernillo de apenas 40 páginas, el segundo volumen de 194 páginas incluía una reconstrucción dibujada del Templo de Jerusalén con explicaciones del mismo. Su reconstrucción usa una métrica rigurosa, con el templo rectangular de aproximadamente 344x155 codos, incluido en la parte derecha de un recinto cuadrado de 500 codos de lado. Las puertas se dibujan abatidas en planta «a la egipcia». Los patios cruciformes de las cocinas miden 40x30 codos.
El arquitecto carmelita Fray Andrés de SAN MIGUEL (Medina Sidonia, 1577 - Salvatierra, ca. 1644) escribió un manuscrito (sólo publicado recientemente) con el título general de «Tratados de arquitectura». Como arquitecto, construyó el conjunto del Desierto de los Leones en Cuajimalpa, el colegio de San Angel y los conventos de Querétaro, Salvatierra y San Sebastián, por ejemplo. Se trata de una reunión de escritos inconexos sobre historia religiosa, arquitectura, etc., que incluían las adustas normas de construcción de los conventos carmelitanos en América.
Las únicas excepciones vienen dadas con base en el Templo de Salomón, que describe minuciosamente, ya que era morada de un Dios Omnipotente al que convenían las riquezas del majestuoso Templo. Lo compara con los templos mejicanos y con el Templo de Sol y otros templos incas del Perú, concluyendo que ningún templo del mundo igualaba al bíblico en magnificencia. Para conciliar su suntuosidad con las reglas de austeridad inspiradas en Santa Teresa de Jesús, acude al recurso de señalar que tras la venida de Cristo al mundo, toda representación sería superflua. Jesús nos lo había enseñado al nacer en un pesebre. Siguiendo la Biblia, nos habla del Templo de Zorobabel y Esdrás, que identifica con el de Salomón ("edificaron el templo en el lugar en que antes estaba, siguiendo la traza con que Salomón lo había edificado, y así se le continuó el nombre de Templo de Salomón, aunque este segundo fue mucho más pobre"). | Fachada principal del convento carmelita en el Desierto de los Leones |
Olvidándose significativamente del de Ezequiel, para el padre San Miguel se siguieron haciendo sacrificios en ese templo hasta el año 18 del reino de Herodes, en el que este rey "habló a los judíos y les dijo que pues había gastado tantos tesoros en edificar fuerzas para la seguridad del reino, que quería gastar de lo que Dios Nuestro Señor le había dado en mejorar los edificios del templo, que no era cual debía ser para casa de oración", citando a Onofre Panvinio (Verona, 1529 - Palermo, 1568) y Josefo. Describe a continuación las paredes de mármol de cien codos de alto y de largo, el "fortísimo muro de linda cantería con que se detuvo el terrapleno, con que se emparejó todo el sitio del templo" para a continuación describir los ya famosos patios cruciformes de las cocinas: "labró los cuatro atrios en que distintas suertes de gentes entraban a orar y a hacer sus ofrendas". Éste fue para fray Andrés el Templo que halló nuestro redentor, que con su presencia hizo olvidar el Templo de Salomón, en una significativa preferencia del Nuevo sobre el Viejo Testamento: "no quedó memoria, ni la hay, de aquellos grandes tesoros y riquezas de Salomón, porque toda aquella sombra se deshizo cuando vino la verdad, Jesucristo nuestro redentor, que es luz que deshizo todas aquellas tinieblas del Viejo Testamento y nos dio la fe católica".
Así describe el templo: "La primer aparte del Templo, tenía de alto treinta codos en cada una de sus paredes y juntas las dos hacen sesenta, y de ancho tiene veinte codos y juntando veinte de suelo y veinte del cielo son cuarenta, que junto con los sesenta de las paredes son ciento y multiplicados estos cien codos por cuarenta que tiene de longitud esta parte del templo, suman cuatro mil [...] La parte delantera del Templo, donde estaba la puerta, estaba bien, perfectísimamente adornada de perfectísimas columnas labradas en piedras finísimas [...] hermosísimamente rematando en hermosos frontispicios [...] como traza del omnipotente Dios, hecha para morada suya".
Incide también en la revelación de la traza y medidas del edificio veterotestamentario ("por revelación divina, siguiendo la traza que Dios había dado a Moisés"), aunque añade que los templos modernos deben hacerse austeramente, "a imitación de la vida de Jesucristo". Cita sólo las medidas interiores, que son las que se cuentan en la Biblia, sin entrar en la discusión de Villalpando y Arias Montano de las medidas exteriores. Citando al franciscano padre Pantoja, fija el ancho de las iglesias entre 24 y 37 pies, con "la proporción del alto y largo que pida el arte", aunque recomienda un largo de cuatro veces y media el ancho, con una sola nave, y treinta pies de altura hasta las bóvedas. Los claustros medirán entre 55 y 60 pies, más 10 pies para el pórtico. Trata también otro tema importante en esa época: el del gasto de la obra. Polemizando con Alonso de Villegas (Toledo, 1534 - m. ca. 1615), que lo cifraba siguiendo a Juan Budeo en 29.700.000 ducados, cantidad que parece ridícula al carmelita, concluye tras algún intento de cuantificación, que el gasto pudo ser infinito, como lo era el tesoro que David y Salomón juntaron con la ayuda de Dios.
(Obras de fray Andrés de San Miguel, intr., notas y versión paleogr. de Eduardo Báez Macías, Universidad Nacional Autónoma de México, Instituto de Investigaciones Estéticas, 1969)
Joseph MEDE en su Clavis Apocalyptica trató de codificar las claves del antiguo Templo de Salomón (representado aquí de una manera muy esquemática, y asimilado al Templo de Ezequiel) para aplicarlo a la construcción de iglesias cristianas.
El rabino sefardí Jaacob Judá LEÓN (o Jehuda, apodado «Templo», 1602-1675) nació en Portugal, de donde su familia huyó a Holanda, a causa de la Inquisición. Hacia 1641 elaboró una elaborada maqueta del Templo de aproximadamente 1,30x1,20x0,60 metros a una escala de 1:300, lo que le permitió publicar, basándose principalmente en los textos rabínicos de Maimónides y Constantin L'Empéreur de Oppyck -del que reproducía el plano-, el «Retrato del Templo de Salomo. En el qual brevemente se descrive la hechura de la fabrica del Templo y de todos los vasos y Instrumentos con que en el se administrava, cuyo modelo tiene el mismo Autor, como cada uno puede ver» y el «Afbeeldinghe vanden Tempel Salomonis...» (Middelburg, 1642).
A las ediciones castellana y holandesa, siguieron versiones en francés (Amsterdam, 1643), holandés (Amsterdam, 1644), hebreo («Sefer Tabnit hêkal», Libellus Effigiei, Templi Salomonis, in quo Fabricæ Templi & pmnium wjus [...] Jacobi Leonitii Hebræi. Amstelodami, apud Levi Marcus, Anno 1650) y la latina de Johann Sauberto (Helmstäd, 1665), estas dos últimas ampliadas. También publicó en Amsterdam tratados sobre los Querubines (1647), el Arca de la Alianza (1652/53) y el Tabernáculo (1647). El interés de estas reconstrucciones debía centrarse en los círculos mesiánicos y milenaristas. La religión judía predica que la llegada del verdadero Mesías se producirá tras la reconstrucción del Tercer Templo en Jerusalén, para lo cual el estudio de sus medidas, decoración y utensilios era de capital importancia.
Sobre la planta de L'Empéreur, añade una perspectiva del conjunto, que será la base de futuras imágenes, como la de Caramuel. Las columnas que representan los pórticos del recinto son una pobre imitación de la arquitectura de Villalpando, imitación que tendrá su máxima expresión en los contrafuertes del monte y en los ornamentos y mobiliario sagrado. La parte trasera de la Sinagoga Portuguesa de Amsterdam se basó parcialmente en su reconstrucción.
El padre de Jacob Judá León, su abuelo y su bisabuelo vivieron en Portugal, posesión de la Corona Española desde 1584. Su padre, Simão de Leão, conocido en Amsterdam como Abraham de León, nació hacia 1583 y fue un mercader en Tavarede y Buarcos (al Este de Coimbra). Su madre se llamaba Felipa de Fonseca. Simão, con su mujer, sus hijos y su suegra, escapó de Portugal en 1605, pasando por Sevilla y France, y abrazó la religión judía tras establecerse en Amsterdam. Allí, Jacob estudió bajo la tutela de Isaac Uziel, sucediendo al rabino Isaac Athias en la sinagoga de Cardozo, Hamburgo, hacia 1628. En 1635 volvió a Amsterdam como hakham de una de las tres comunidades judías portuguesas, de donde fue a Middelburg después de 1639. Allí estudió la Misnah junto al estudiante cristiano Abraham Boreel. Durante este período, construyó la maqueta del Templo, escribiendo en 1642 una pequeña guía en español. Ese mismo año realizó una versión en holandés, a la que siguieron las demás versiones. Uit inquisitiearchieven blijkt dat Jacob Jehudah Leon geen Spanjaard maar een Portugees was, evenals zijn vader, grootvader en overgrootvader. De christelijke naam van zijn vader, die ik alleen als Abraham kende, was Simão de Leão, geboren rond 1583, koopman in Tavarede en Buarcos (kustplaatsjes ten westen van Coimbra), gehuwd met Felipa de Fonseca. Deze vluchtte in 1605 via Sevilla en Frankrijk naar Amsterdam, met vrouw, schoonmoeder en kinderen. Jacob was dus in Portugal geboren. (Por el Dr. Adri K. Offenberg, de la Universiteitsbibliotheek de Amsterdam, según una comunicación del Dr. Edgar Samuel, de Londres, que recogió la información personalmente de los archivos de la Inquisición de Torro do Tombo en Lisboa. «Jacob Jehudah Leon en zijn tempelmodel: een joods-crhistelijk project», en De Zeventiende Eeuw, p. 38, jaargang 9-1, Verloren, 1993.) |
- Jacob Judah Leon, De templo Hierosolymitano [...] libri IV, Helmstadt, 1665.
- Juan Antonio Ramírez, «Jacob Juda León y el modelo tridimensional del Templo», en Dios arquitecto, pp. 100-103, Siruela, Madrid, 1992.
- A. K. Offenberg, «Jacob Jehuda Leon (1602-1675) and his Model of the Temple», en Jewish-Christian relations in the Seventh Century. Studies and Documents, pp. 95-115, ed. J. Van den Berg y Ernestine G.E. Van der Wall, Kluwer Academic Publishers, Dordrecht-Boston-Londres, 1988.
- R.H. Popkin, "Some Aspects of Jewish-Christian Theological Interchanges in Holland and England 1640–1700", ibidem, pp. 3–32.
- C. Provoyeur, Le Temple: Représentations de l’architecture sacrée, Nice, 1982.
- John Lightfoot, The Temple: Especially as it Stood in the Dayes of Our Saviour, London, 1650.
(4.5b. El barroco II) |