Juanra frente al Monte del Templo de Salomón Wim voor het Prado
Juan R de la Cuadra
Wim de Groot

Éste es un proyecto de cooperación cultural entre habitantes de dos países que hace no demasiado tiempo estuvieron enfrentados, y que hoy forman parte de un proyecto común: Europa. Es la prueba de que el mundo -gracias a la red- puede, y debe, ser un pañuelo (y si no, véase la plantilla del Barcelona)


Salomón y la reina de Saba según Tintoretto, Tibaldi, Wouter Crabeth y Lucas de Heere
Salomón y la reina de Saba según Tintoretto (Venecia, 1555), Tibaldi (biblioteca de El Escorial, 1586-1591), Wouter Crabeth (Gouda, 1559) y Lucas de Heere (Gante, 1559)

El emperador Carlos V nació y se educó en Gante, con su hermana María de Hungría y su tía Margarita de Austria (hermana de Felipe I el Hermoso), mujeres muy aficionadas al arte flamenco. Este entorno, vivido en los dos viajes que realizó el entonces príncipe Felipe durante 1548-1551 y 1554-1559, marcaría para siempre el gusto e interés artístico del futuro Felipe II. Carlos V quiso que su hijo, educado en Castilla entre Valladolid y Toledo, conociera las tierras donde pronto había de gobernar y donde tenía entonces instalada su corte. Recordemos que en esta época los Países Bajos estaban muy lejos de ser algo parecido a una colonia de Castilla. Dentro del conjunto de estados que formaban las posesiones de Carlos V, tal vez fueran, junto con las borgoñonas las tierras más queridas por el Emperador, que instaló en Bruselas su corte. El Emperador, que acababa de pasar una fuerte enfermedad, comenzó a pensar seriamente en su sucesión y en la educación del futuro rey. En este ambiente sucesorio surgen las primeras comparaciones entre los dos austrias y otras parejas bíblicas o del Imperio Romano antiguo y moderno. Y cuando se pensaba en abdicación, no en una sucesión dinástica, surge entre los demás un ejemplo especialmente grato a Felipe: el de la abdicación en vida de David, el rey guerrero, en su hijo, el sabio y pacifista Salomón, el rey que construyó la Casa de Dios en Jerusalén siguiendo los planos que el mismo Yahvé le entregó (I Crón 28:19). Dios no quiso que David, que estuvo toda su vida en guerra con sus enemigos, construyera su templo, por lo que quiso que fuera su hijo, el pacífico y sabio Salomón (II Sam 7:1-17 y I Crón 28:3). Felipe intentó mantener este ideal pacifista toda su vida. Aunque tuvo que romperlo en ocasiones, como en Flandes o Portugal, la única vez que intervino directamente en una batalla fue precisamente en San Quintín, justo al comienzo de su reinado, a diferencia del Emperador que gustaba de estar al frente de sus numerosas guerras.

1«El príncipe Felipe de España», de Antonio Moro 2«La visita de la reina de Saba al rey Salomón», de Lucas de Heere 3
1) «El príncipe Felipe de España» (c.1550), Antonio Moro (Utrecht, 1519 - Amberes, 1570); Bilbao. Museo de Bellas Artes
2) «La visita de la reina de Saba al rey Salomón» (1559), Lucas de Heere (Gante, 1534 - París, 1584); Gante. Sint-Baafskathedraal
3) «Felipe II» (c.1553), atribuido a Lucas de Heere; Madrid. Museo del Prado

Jerusalén. La mágica ciudad sobre la que reinaba Carlos V, entonces en manos turcas, y cuyo título cedería a su hijo Felipe con motivo de su boda con María Tudor en 1554. El reino que personificaba los ideales caballerescos a los que se consagraba la Orden del Toisón de Oro, como continuadores de la Mesa Redonda del rey Arturo y los Caballeros Cruzados de Ricardo Corazón de León. Los caballeros de la Orden del Toisón, representantes de los Estados de los Países Bajos, animaban a menudo al Emperador, y más tarde a Felipe II, a recuperar Jerusalén y Constantinopla. Y sería precisamente Lepanto, la gran batalla librada en el Mediterráneo con los turcos, la que fijaría los límites de esa aventura.

Veremos, sin embargo, que a lo que no renunciará será a intentar reconstruir un nuevo Templo de Salomón. El príncipe aún no había cumplido los 22 años cuando era agasajado de Bruselas a Gante en su felicísimo viaje (1548-1551) como un nuevo "prudente Salomón". No en vano, su padre había sido comparado numerosas veces a lo largo de su reinado con el propio rey David. Por ello no resulta extraño que en 1550 Felipe comprara varios tapices que relataban la historia de Salomón. Todavía faltaban 14 años para que se pusiera la primera piedra en El Escorial, y más de 35 para que se erigieran las estatuas de los Reyes de Judá en la portada de la Basílica. Desde entonces compraría para su biblioteca particular numerosos libros relacionados con el Templo de Jerusalén. Entre 1555 y 1557, el rey se inmortalizó, junto a su esposa María Tudor, como reyes de Inglaterra, Nápoles y Jerusalén en una vidriera de la iglesia de San Juan Bautista de Gouda, en Holanda, participando en una representación de la Última Cena y una Consagración del Templo de Salomón. Pronto surgirán nuevos paralelismos: en Amberes la edición de 1557 de las Guerras de Josefo, el libro clave para poder reconstruir el Templo de Salomón, va dedicado al ya rey de España en persona. Finalmente, en las Exequias de Carlos V realizadas en Bruselas en 1558, el entonces obispo de la localidad flamenca de Arras, François Richardot, compara a David con Carlos V y a Salomón con Felipe II, al que animaba a "recomponer las ruinas del verdadero templo de Dios, que es la Iglesia". Es decir, a restablecer el culto y credo único que la Reforma había roto. Ese fue el germen de El Escorial, el monasterio que sería conocido como un nuevo Templo de Salomón. Palabras parecidas había pronunciado en 1554 el cardenal Reginald Poole en Londres, tras la boda de Felipe con la reina María Tudor de Inglaterra. Con motivo del XXIII capítulo del Toisón de Oro en 1559 celebrado en Gante, Lucas de Heere le pintó como un nuevo Salomón recibiendo a la Reina de Saba con el inequívoco texto: "Igualmente el otro Salomón, Felipe el más pío entre los soberanos, dio muestras de su impresionante sabiduría tanto aquí como en el extranjero". Ese mismo año, el rey contrataba a su arquitecto, Juan Bautista de Toledo. En 1560, el rey buscaba emplazamiento para un monasterio dedicado a San Lorenzo, y tres años después pondría su primera piedra en El Escorial.


Juanra frente al Monte del Templo de Salomón Wim voor het Prado
Juan Rafael de la Cuadra Blanco (Madrid, 1963)

Estudió arquitectura en la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de Madrid (1981-86), doctorándose en la Universidad Politécnica en 1994 con su tesis «Simbología y génesis proyectiva: El Escorial y las fuentes históricas del Templo de Jerusalén». Dicha tesis fue dirigida por el arquitecto y académico D. Fernando Chueca Goitia, uno de los mayores expertos en el Monasterio. Ha publicado numerosos artículos sobre el origen arquitectónico del proyecto de El Escorial y sobre la relación entre Carlos V y Felipe II y los reyes David y Salomón, asunto sobre el que está preparando un libro. Tras ocho años trabajando en el Estudio de Arquitectura y Urbanismo junto al arquitecto José Ignacio González Moreno, reorientó su carrera hacia el Urbanismo y la Historia del Arte. Actualmente trabaja en la primera promotora española: Metrovacesa.

Wim de Groot (Aalst, 1949)

As a paper-restorer he was trained and educated at the State Print Cabinet (Rijksprentenkabinet) at the Rijksmuseum, Amsterdam. He worked for the department of prints and drawings at the Statens Museum in Copenhagen, Denmark; conservation of «Leben oder Theater-ein Singespiel» (1939-43): the collection of gouaches by Charlotte Salomon for the Jewish Historical Museum, Amsterdam; conservation of works of art on paper by Theo van Doesburg from the estate of Wies van Moorsel, which she donated to the Dutch state in 1981. For the last nine years he has been working on the conservation of the cartoons for the stained-glass Windows of Saint John's Church. Between 1993-1996 he restored the cartoon of the King's Window and in 1998 did the installation of this working-drawing it in the exhibition room for «Felipe II. Un príncipe del Renacimiento» in the Museo del Prado in Madrid - Conservation of the cartoon of the King’s Window.


(Sigue) El Escorial y los Países Bajos   Menú principal