Como vemos claramente en el manuscrito de la derecha, fechado en el 15 de diciembre de 1586, la idea definitiva no fue que la capilla circular contígua a los enterramientos originales acabara siendo panteón familiar. Ésta es sólo una idea pasajera, explícitamente desechada por Felipe II, y retomada posteriormente por sus descendientes para que su descanso eterno tuviera lugar en una zona tan espléndida como sagrada, ya que debieron pensar que la pequeña bóveda de encima del Panteón no era digna para tan regias personas.
La primera cláusula del testamento del rey, fechado el 7 de abril de 1594 hacía alusión a esta disposición: "Y los bultos, postura y forma de nuestro enterramiento, quiero que se hagan por la orden que tengo dada para ello, y conforme a las trazas que están hechas al propósito [...] y si no se hallase acabada del todo cuando yo fallesciere, mando que mis testamentarios, que abaxo serán nombrados, la hagan acabar en perfección siguiendo las dichas trazas". El 23 de agosto de 1597, añadió en la 6ª cláusula de su codicilo: "las obras de Sant Lorenzo en todo lo principal están, a Dios gracias, acabadas". Como vemos, se inclumpió el testamento de Felipe II desde su primera cláusula. Y ello pese a que la idea del rey era, en palabras de Sigüenza, la de hacer unas modestas catacumbas. Pero, sobre todo, fue a costa de cambiar la voluntad literal del Emperador: se varió totalmente las orientaciones(69), ya que por el giro de 22,5° del octógono era imposible mantener las posiciones originales del coro y el altar. La mentalidad barroca no entendía las entradas acodadas propias de la arquitectura escurialense, que bajo una disposición simétrica de los espacios, organizaba las circulaciones por puntos situados fuera de los ejes, de manera semejante a laa circulaciones de la Alhambra. En el siglo XVII, el altar no podía concebirse en otro punto que frente a la puerta, ante la imposibilidad de rectificar la posición de ésta. Pero la disposición original de las tumbas estaba demasiado determinada en el sentido de la nave de la iglesia como para ser casual. Ante la dificultad de mantener los criterios canónicos de orientación, la colocación circular de los ataúdes debió parecer una solución a estos problemas, pese a que se quitaba al Emperador de su posición bajo el altar. Los arquitectos de los Austrias del siglo XVII actuaron con una «picardía» compositiva con la «desorientación» del giro del codo de bajada al Panteón, por lo que la impresión de los visitantes sigue siendo de un altar bajo el altar principal. Ello, al menos, debe ser calificada de irrespetuoso con la 1ª cláusula del Testamento de Felipe II, de 1594: "Las tumbas han de ser acabadas y colocadas lo más rápidamente posible, correspondiendo al emperador y su familia el mejor lugar [el lado del Evangelio]". |
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También la cláusula 11ª obligaba a sus herederos a "observar y cumplir exactamente" el testamento. Visto que Felipe II sacó de la "iglesia redonda" los enterramientos para separar usos, pero manteniendo las celebraciones de las misas de difuntos, sus descendientes no tuvieron reparo en anular la función de la bóveda como capilla funeraria, cerrando sus pequeñas tribunas para favorecer la imagen y cantidad de dichos enterramientos, aún a costa de suprimir el significado simbólico de dicha capilla enterrada, el auténtico e inaccesible Sancta Sanctorum del Monasterio(70).
Además se separaron las dos familias que representan los cenotafios del altar. Para comprenderlo mejor, veamos el árbol genealógico de las familias del emperador Carlos y de su hijo Felipe II:
Felipe I "el Hermoso" -----+----- Juana "la Loca" (1476-1506) | (1479-1555) ---------------------------+---------------------------------- Leonor de Francia Carlos V Isabel Fernando María de Hungría Catalina (1498-1558) | (1503-64) Maximiliano II* Carlos V ----------+-------- Isabel de Portugal (1500-58) | (1503-39) --------------------------+----------------- - - - - - Felipe II Juan María Fernando Juana Juan de Austria (1527-98) (1528) (1528-1606) (1529-30) (1535-73) (1547-78) | || * Maximiliano II* de Habsburgo -------------------+-------------------------------- Ana* Rodolfo II Ernesto Matías Wenceslao Alberto (1545-1580) (1558-1578) de Austria Felipe II* (1527-98) (1)-------------(2)-------+------(3)-------------(4) María de Portugal María Tudor Isabel de Valois Ana de Austria* (1526-1545) (1515-1558) (1546-1568) (1545-1580) | --------------------+- ----------------+--------------- D.Carlos Isabel Catalina 3abort Fernando Carlos Diego Felipe María
Conocemos el orden de los ataúdes en noviembre de 1586 -el año en que se terminaron el retablo y los oratorios reales- a través del esquema manuscrito de las Memorias de Juan de San Jerónimo, que dibujó de su propia mano (fig. 1), la bóveda intermedia bajo el Sagrario y el Altar Mayor(71):
Los marcados con una bolita () estaban en esta bóveda desde enero de 1574, fecha en que vimos se realizó la primera traslación de cuerpos reales al Monasterio. En este dibujo destaca la posición central de Carlos V, para respetar su deseo de quedar enterrado debajo del altar (marcado con una cruz). Felipe acató el deseo de su padre, aún a costa de truncar la correspondencia con la disposición simétrica de las estatuas de los Cenotafios situados junto al altar.
Las imágenes orantes, realizados por Pompeyo Leoni entre 1591 y 1599, aunque ya se habla de ellos diez años antes, tienen el mismo orden que los ataudes situados en la bóveda inferior:
Las estatuas de bronce del presbiterio:
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Esta disposición está basada en la que en 1574 ocupaban la cripta que estaba debajo del Altar Mayor de la Iglesia de Prestado(73), que daba servicio a la obra mientras se terminaba la Basílica, y que conocemos a través del manuscrito de las Memorias de Juan de San Jerónimo. Como en la solución definitiva, reproducida en el mismo texto, otra vez la tumba de Carlos V se sitúa bajo el altar, con la de la Emperatriz a un lado y el hueco para Felipe II al otro. Sólo hay siete ataúdes, por lo que don Juan de Austria queda relegado en el fondo (marcado con el número IX):
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